María Fernanda Ocelotl
La celebración del Día de las Madres comenzó en México allá por 1922, de acuerdo con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México.
Se dice que el periodista Rafael Alducín, fundador del diario Excélsior, un 13 de abril de ese año, fue quien a través de las páginas del periódico, difundió la importancia que tenía la celebración del día.
La propuesta se había originado por el secretario de Educación de la presidencia, José Vasconcelos, y más tarde fue apoyada igualmente por el Episcopado y por miembros de la Cruz Roja de México.
Esta fecha se escogió por ser el mes consagrado a la Virgen y el 10, porque en aquella época, en México se pagaba en las decenas y no en las quincenas como actualmente se hace.
Nuestro país fue el primero en Latinoamérica en sumarse a esta conmemoración, y rápidamente adquirió relevancia e importancia, tanta, que para el 10 de mayo de 1949, el entonces presidente, Miguel Alemán Valdés inauguró en la Ciudad de México el Monumento a la Madre.
La importancia de las madres en la familia
Pero esta fecha también sirve para destacar la labor de las madres y su importancia, pues son ellas quienes se encargan de que los hijos crezcan en un ambiente de felicidad, amor y comprensión; y en millones de casos, quienes también llevan el sustento a casa, pues son jefas de familia y en ellas recae la responsabilidad principal de la alimentación y la protección de los niños, además de continuar con sus responsabilidades laborales.
Por eso este día se honra su figura y lo que representa para la sociedad, pues son un gran pilar, anclaje y base de nuestras comunidades.
Y aunque un día parece poco para festejarlas, lo cierto es que es una oportunidad de muchas para apreciar su labor, ya que la devoción, compromiso y sacrificio para asegurar el futuro de sus hijos, hace que en esta fecha se resignifique su enorme valor y admirable entrega.