Litzy Guzmán.-
Un nuevo estudio sobre movilidad social en México, realizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (Ceey), expone cómo el color de piel y la pertenencia a comunidades indígenas afectan significativamente las oportunidades económicas de millones de personas.
¿Cómo sucede?
La investigación demuestra que las personas nacidas en estratos bajos enfrentan más barreras para ascender socialmente si tienen un tono de piel oscuro. Las cifras son contundentes: el 57% de estas personas permanecen en los niveles más bajos de ingresos en su vida adulta, en contraste con el 34% de quienes tienen piel clara. En el caso de las mujeres con piel oscura, el porcentaje asciende al 62%.
El informe se publicó recientemente en México y toma como base encuestas nacionales sobre condiciones sociales, educativas y económicas, con un enfoque particular en la desigualdad estructural según origen étnico, género y tono de piel.
¿Por qué pasa esto?
Según el Ceey, se trata de una combinación de factores históricos, sociales y culturales que provocan un trato desigual desde el nacimiento. Las personas indígenas o con piel más oscura suelen crecer en entornos con menor acceso a educación de calidad, salud y empleos bien remunerados, lo que limita severamente sus posibilidades de progreso.
El objetivo de este estudio es evidenciar que la desigualdad en México no solo es económica, sino también racial y estructural. El estudio busca visibilizar cómo los prejuicios y estereotipos sociales siguen operando silenciosamente en el acceso a oportunidades, y cómo factores que las personas no eligen —como su lugar de nacimiento, género o tono de piel— pueden marcar su destino económico.
Un insulto que desató el debate público
El tema resurgió con fuerza en el debate social luego de que un video se volviera viral: una mujer blanca insulta a un agente de tránsito por su color de piel. La frase “Odio a los negros como tú” expone no solo una actitud individual, sino una estructura discriminatoria que permea la vida cotidiana de millones de mexicanos.
Roberto Vélez, director del Ceey, lo resume así:
“Se trata de un marcador diferenciador que penaliza a las personas simplemente por cómo se ven. Aún con el mismo talento y esfuerzo, no todos tienen las mismas oportunidades”.
El informe del Ceey es un llamado urgente a construir una sociedad más justa e incluyente, donde el color de piel no determine el futuro de nadie.
Con información de EL PAÍS