Redacción
Al menos 68 habitantes de la comunidad de El Cocoyul, perteneciente al municipio de Santa Cruz del Rincón, Guerrero, emprendieron una extensa peregrinación hacia la Basílica de Guadalupe, una tradición que han mantenido por casi dos décadas para pedir paz, tranquilidad y bendiciones para su lugar de origen.
El grupo está conformado por niños, jóvenes y adultos mayores, quienes participan con profunda devoción en esta travesía anual.
La caminata, organizada desde hace 18 años por Tomás Espíndola Jinete, contempla un recorrido de cientos de kilómetros en el que los peregrinos avanzan portando antorchas encendidas, símbolo esencial de su fe y que mantienen durante todo el trayecto, tanto en la ruta hacia el templo mariano como en su regreso a la comunidad.
Como cada año, el municipio de Cuautla se convierte en paso obligado para los contingentes provenientes del sur del país que buscan llegar a la Ciudad de México. En esta ocasión, las familias cocoyulenses atravesaron la zona morelense entre muestras de apoyo de habitantes que conocen y respaldan esta tradición.
Durante su paso, los participantes continúan corriendo con las antorchas en alto, turnándose para mantener el fuego encendido en todo momento. Explicaron que la luz representa esperanza y unidad comunitaria, además de ser una promesa hacia la Virgen de Guadalupe por la protección que piden para su pueblo.
Los organizadores señalaron que la peregrinación requiere una cuidadosa logística, que va desde la preparación física de los participantes hasta la coordinación de alimentos, descansos y medidas de seguridad. A pesar del esfuerzo que implica, las familias aseguran que la tradición se mantiene viva gracias a la convicción de quienes participan año con año.
La presencia de menores y personas de la tercera edad refleja el compromiso generacional de preservar esta práctica religiosa que se ha convertido en un distintivo de la comunidad de El Cocoyul. Muchos han recorrido este camino desde temprana edad y hoy acompañan a hijos y nietos en esta expresión de fe.
De acuerdo con Tomás Espíndola Jinete, el propósito central se mantiene igual que desde el inicio de la peregrinación: pedir por la armonía de su comunidad, agradecer por la vida y encomendarse a la Virgen, en un contexto donde valoran profundamente la unidad social.
Una vez en la Basílica, cumplirán sus mandas y posteriormente emprenderán el camino de regreso, nuevamente cruzando Cuautla como parte de su itinerario.
