A 31 años de haber sido diagnosticada con cáncer de mama, la señora Graciela Torres Juárez, hoy con 78 años, comparte su testimonio de vida para hacer un llamado a las mujeres a revisarse periódicamente y no dejar su salud en segundo plano.
En 1994, cuando tenía apenas 47 años, Graciela detectó una inflamación en su seno izquierdo. “Al tocarme sentí una bolita, me fui al hospital y el doctor Gerardo me atendió rápidamente; en menos de 15 días me operaron”, recuerda. En ese entonces fue atendida de manera urgente en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde le informaron que el cáncer estaba encapsulado, lo que permitió una intervención oportuna.
Graciela, quien ya era viuda y madre de dos niños, enfrentó un año complicado tras la cirugía, durante el cual recibió nueve quimioterapias; sin embargo, destaca que una actitud positiva fue fundamental para superar la enfermedad. “No lloré, no sufrí, tuve una mente positiva, siempre pidiéndole a Dios por mi salud”, expresó.
A lo largo de ese proceso, contó con el apoyo de amigos, quienes la ayudaron, especialmente con el cuidado y traslado de sus hijos a la escuela. “Uno de mis principales motores para vencer el cáncer fue ver crecer a mis hijos. Hoy están a mi lado apoyándome”, señala con orgullo.
Actualmente, Graciela lleva una vida saludable, se somete a revisiones periódicas y mantiene una alimentación adecuada. Reconoce que las condiciones han cambiado con el tiempo y destaca los avances en campañas de prevención, como las unidades móviles que ofrecen mastografías gratuitas, algo que no existía hace tres décadas.
“Yo les recomiendo que se revisen, que acudan al médico. Cuando uno no se atiende y el cáncer no está encapsulado como en mi caso, te invade. Somos el pilar de un hogar y si no nos valoramos, nadie lo va a hacer por nosotras”, afirma.
Con 31 años de ser sobreviviente de cáncer de mama, Graciela Torres Juárez envía un mensaje claro: “Con buena actitud y valorándonos, sí se puede”.