Dennisse Montañez
Tras más de 10 días de intensa búsqueda, autoridades del condado de Kerr, en Texas, confirmaron este lunes el hallazgo sin vida del pequeño Carlos Jaime, un bebé mexicano de apenas dos años de edad, quien desapareció el pasado 4 de julio durante las severas inundaciones que azotaron la región.
Carlos Jaime era hijo de Leonardo Romero, de 43 años, y Natalia Venzor, de 24, un matrimonio originario de Guanajuato que también perdió la vida tras ser arrastrado por la corriente del río Guadalupe, que se desbordó debido a las intensas lluvias provocadas por una tormenta repentina en la zona.
La familia se encontraba dentro de su vivienda móvil cuando el agua los sorprendió en medio de la madrugada. Solo Leonardo Jr., el hijo mayor de la pareja, de 19 años, logró sobrevivir al desastre. El joven quedó atrapado entre los restos de la casa durante más de cuatro horas antes de ser rescatado por los equipos de emergencia.
Durante los días posteriores, cuerpos de rescate locales y voluntarios se movilizaron para localizar al pequeño Carlos Jaime. Finalmente, el 14 de julio su cuerpo fue localizado en una zona boscosa cerca del cauce del río, a varios kilómetros de donde se encontraba la vivienda familiar.
El caso ha conmovido profundamente tanto a la comunidad local en Texas como en México. La Secretaría del Migrante y Enlace Internacional del estado de Guanajuato confirmó la identidad de las víctimas y ha estado acompañando a la familia en los trámites para la repatriación de los cuerpos.
La familia Romero-Venzor había emigrado a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades laborales. Eran conocidos por su espíritu trabajador y su cercanía con la comunidad latina en Kerrville.
Inundaciones históricas
Las lluvias del 4 de julio provocaron el crecimiento súbito del río Guadalupe, dejando múltiples víctimas mortales, cientos de evacuados y severos daños materiales. Las autoridades locales calificaron el fenómeno como una de las peores inundaciones registradas en esa zona en décadas.
Según datos preliminares, más de 130 personas fallecieron en todo el estado debido a las crecidas, y al menos 170 permanecen desaparecidas, en lo que se ha descrito como el evento más mortal por lluvias en el interior de Estados Unidos desde 1976.
