Alejandro Garduño.
En un contexto donde la apariencia sigue marcando estándares sociales, la tendencia de salir en pijama ha generado un acalorado debate. Lo que algunos consideran una muestra de comodidad y libertad, para otros es un símbolo de descuido o incluso una falta de respeto a los códigos de vestimenta en espacios públicos.
Esta peculiar moda ha ganado popularidad en la Ciudad de México, donde ya es común ver personas en pijama en supermercados, cafeterías o simplemente caminando por la calle. Aunque esta práctica habría causado sorpresa o incomodidad hace una década, hoy refleja un cambio cultural influido en gran medida por la pandemia y el auge del trabajo remoto.
La pandemia como catalizador
El confinamiento por el covid-19 transformó la manera en que las personas perciben la ropa cómoda. Durante meses, el home office y la vida en casa legitimaron el uso constante de pijamas, incluso durante el día. Lo que comenzó como una necesidad práctica ahora parece haber evolucionado hasta convertirse en una declaración de estilo o, para algunos, en una forma de rebeldía ante las expectativas sociales.
Opiniones divididas
Para quienes apoyan esta tendencia, el uso de pijamas en público es un símbolo de autenticidad y una forma de cuestionar las normas tradicionales de apariencia. Sin embargo, los detractores lo ven como una falta de interés en el entorno y una señal de relajación excesiva en las reglas de convivencia.
Este fenómeno no es exclusivo de México, ya que en países como Reino Unido y China también se han generado debates sobre el significado de llevar ropa de dormir fuera de casa.
¿Un nuevo estilo urbano o un simple reto social?
La "moda pijama" continúa dividiendo opiniones. ¿Es esta tendencia una revolución en la forma de vestir o un desafío directo a los códigos sociales establecidos? Aunque las respuestas varían, lo cierto es que esta práctica refleja una transformación en la manera en que las personas entienden y expresan su individualidad en el espacio público.