Angelina Albarrán
En Xoxocotla la tradición de las ofrendas para recibir a sus muertos sobrevive con ese sincretismo de la tradición prehispánica y religiosa y las modernas influencias, reconoce el Cronista de este municipio indígena Felix Armando Valencia Ríos quien destaca que aún hay familias que mantienen la tradición, aunque como la lengua materna se van perdiendo.
La celebración del Día de Muertos que en todo México es muy especial en cada región tiene sus particularidades, pero su origen se remota prácticamente al periodo prehispánico, algunos arqueólogos o especialistas en antropología refiere que esta celebración se remota desde hace más de 2000 años, pero a partir de 800 después de Cristo, es como se tienen registros de estas celebraciones.
Para el pueblo indígena de Xoxocotla estos días son de reunión familiar, para preparar y recibir a nuestros difuntos, para cumplir con la tradición de preparar los alimentos que se ofrendan y en esta sana convivencia es una fiesta donde todos comparten el sentimiento de esta reunión y las evocaciones al difunto.
La ofrenda prehispánica de Xoxocotla se pone sobre cuatro arcones una cama o mesa que se arma con varas de acahual, y el tamaño depende de las necesidades o posibilidades económicas de cada familia, sobre los arcones en lugar de mantel van hojas de plátano y sobre estas los jarros con las bebidas y las cazuelas de comida y el incienso y los collares de flores de cempasúchil, los arreglos con flores y papel picado ya son parte del sincretismo y la influencia de la religión católica.
De acuerdo a los ancestros después de que muere físicamente, solo llega su tonal (alma) y tiene que emprender un camino largo donde se enfrenta desafíos contra la naturaleza y después de 4 años tiene que recorrer nueve niveles hasta llegar al famoso Mictlán, donde encuentran los espera el xoloitzcuintle que los acompaña para atravesar el río, para llegar a su destino en el Mictlán que ahora es una mezcla entre lo prehispánico y la influencia colonial de llegar al paraíso de Dios
