En México, la tradición de Día de Muertos incluye una creencia profunda sobre el regreso de las almas que fallecieron de forma trágica el 28 de octubre. Según las costumbres, las personas que murieron en accidentes, por violencia o eventos inesperados vuelven este día para recibir el homenaje de sus seres queridos mediante ofrendas especiales.
Este día marca el encendido de la primera vela en el altar, que funciona como una guía para que las almas encuentren su camino hacia los hogares de sus familiares. En estos altares se colocan elementos simbólicos como sal para la purificación y agua, que representa la pureza y alivia la sed de las almas después de su largo viaje espiritual. Se cree también que las “ánimas solas”, aquellas que no tienen familiares que las recuerden, llegan en esta fecha, y para ellas se coloca una flor blanca en señal de bienvenida.
Además, un retrato del ser querido se incluye en el altar, considerado como su pase al mundo de los vivos, donde podrán disfrutar de los platillos y bebidas favoritas dispuestas en su honor. De esta forma, la tradición honra tanto a quienes partieron repentinamente como a aquellos que no tienen a alguien cercano que los conmemore en esta fecha especial.